martes, 12 de junio de 2012

“Un amigo en la playa”


   Ayer conocí a Aporhilo. Fue por casualidad, así pasan estas cosas, pues es raro que yo baje a la playa.
   Después de captar mi atención y como era evidente que, por más que se desgañitase, con el ruido de las olas no podría oírle, me preguntó con gestos de la mímica si fumaba (era una buena excusa para entablar conversación). Sin darme por aludido me alejé nadando y a unos cien metros salí a tomar el sol.
   Su decisión de pegar hebra no parecía fácil de doblegar por lo que, aparentando buscar moluscos lamelibranquios, se hizo el encontradizo.
− Perdone que le moleste ¿Colecciona Ud. las cubiertas de carbonato cálcico de los bivalvos?. Mire ésta es espectacular. ¿Cuánto daría Ud. por ella?. Si no me da nada es igual, se la regalo. Apostaría que es Ud. italiano, de Sicilia para ser más exacto. ¿Are you italiano?. ¡Perdone! (me gritó de nuevo) ¿Parla italiano?. Está bien no insistiré más. Si no quiere confesar de dónde es, allá Ud., sus razones tendrá, pero seguiré pensando que si no es siciliano, es español descendiente de gallegos.
   Aunque no le hice el más mínimo caso continuó hablando durante las 4 horas y 57 minutos siguientes.
   Dijo que le llamaban Aporhilo porque su mamá, la “Enagüera” (hacía enagüas para las señoritas de la Cruz Roja), le solía mandar a por hilos y con “A-por-hilo” se quedó
   Eran 9 hermanastros, todos de desconocido doble vínculo. El último preñador huyó a Nigeria con la camarera del hostal que estaba a tiro de dos manzanas, aunque la verdad es que siempre estuvo a tiro sin necesidad de manzanas.
   Los lugareños aseguran no obstante que eran diez hermanos porque el niño bizco del orfanato, con un ancla por antojo en dicha parte, era idéntico al paisano con el que solía sestear en chalupa mar adentro con olas de fuerza dos a tres rolando a noroeste. El susodicho paisano alegaba en su defensa, a quien le quería oír, que por S. Emeterio y con luna llena nunca habían estado juntos, ni encima, ni debajo, ni revueltos, lo que probaba de forma indubitada que no era suyo.
   Lo que sí sabían viudos, casados y solteros muy necesitados, es que ella era de fácil apaño y que en vista del “ahí te quedas” del nigeriano, empezó a salir todas las noches luciendo (gracias a sus lámparas) un traje de color sospechosamente amarillento y muy escotado, aunque más preciso sería decir sin escote, pues se podía ver todo aquello que, en otros cuerpos, se conoce como senos. Tampoco llevaba ropa interior, según ella para que no se la quitasen.
   Al ser todo ello cosa muy delicada de comentar, se puso a hablar del tiempo para que yo me sintiese relajado:.”Si sigue así, terminará nublándose. Mire, mire que nube viene por allí. Cuando hay Leveche ya se sabe... ¿Se acuerda la que cayó el año pasado por estas fechas?. ¡Eso sí que era llover!. Hoy como siga así, no le aseguro yo nada, pero Vd. tranquilo que la previsión para los 5 minutos siguientes es sin cambios aunque con posibles descensos ligeros en zona alta y viento flojo variable con predominio de algún componente”.
   Durante los 38 minutos siguientes siguió con lo de las nubecitas y con su evolución en base al vapor acuoso que se suspende en la atmósfera. También pronosticó , simplemente mirando al horizonte, cuando iba a llover o a chispear en los próximas trienios.

P.D. Yo seguí en meditación profunda, boquiabierto y con respiración fuerte, entrecortada, como si tal cosa (durmiendo). 

Safe Creative #1206181829877

No hay comentarios:

Publicar un comentario